31 de mayo de 2013

1028- CULPANDO AL DIABLO.

Aquí nadie es culpable. Por acción u omisión y sea cual sea la culpa, todos escurrimos el bulto. Los cristianos son los que lo tienen más fácil, aunque más aún lo tiene el cura que hace lo que le viene en gana y no se confiesa, aunque ellos digan que si. De cualquier pecado, los cristianos culpan al Diablo por la tentación sufrida, se confiesan y ya está, su alma limpia y purificada. 
- ¿Te arrepientes? -pregunta el cura como santo en nicho de altar mayor policromado... 
Pero bueno, ¿quienes son ellos para perdonar, si son justamente los pecadores más empedernidos y muchas veces por actos que no merecen perdón?. 
Ya sabemos aquello de la caridad con el prójimo pero, ¿acaso ellos confiesan los pecados a sus confesores?. Naturalmente que no, porque en ello no solo va la penitencia y el consiguiente castigo sino que en algunos casos graves, que los hay, podrían perder incluso el cargo y los tiempos no están para perder un trabajo tan ligero y bien remunerado.

Miles de personas, pecadoras o no, fueron quemadas en las hogueras por esos mismos que hoy abusan vendiendo a los hijos de otros, o pecando carnalmente con ellos y, con toda la desfachatez del mundo, dan el sermón del domingo, exaltando a la fe y a la justicia del Señor olvidando lo que ellos hicieron durante la semana. ¿No es eso una desvergüenza sin paliativos de ninguna clase?. Y la gente, que ni cree en Dios ni mucho menos en el sacerdote... el sábado por la tarde a misa. ¿Como se come eso?. Creyente no es el que va a misa, sino el que queriendo ir no puede, porque la vida (ellos) le ha enseñado demasiadas cosas. Cosas que también saben los que van, pero siguen yendo porque este mundo asqueroso es de una hipocresía sin límites. Claro que, allá cada cual. Libertad para todos...

Desde que la Iglesia inventó lo del Paraíso Terrenal y al Diablo convertido en sufridora serpiente con manzana, todo está justificado y solucionado con la confesión. ¿Que Dios sería aquel que hiciera pagar a la humanidad el pecado de un solo hombre?. Un invento de la Iglesia para conocer las ideas del pueblo, sus pensamientos y sus miserias. ¿Acaso ellos, los confesores, no tienen muchas más miserias que esconder?. Y culpable... ¡el Diablo!. Tres padrenuestros y tres Ave Marías y ¡ala! otra vez a fornicar, a matar y a robar. Menos mal que actualmente con lo primero se conforman porque, en otros tiempos, esta entrada al Blog no llegaría a editarse y antes del anochecer quien escribe estaría asándose en la parrilla de San Lorenzo, vuelta y vuelta cual chuletón de Ávila a la barbacoa. Así se las gastaban antes estos "angelitos" (del Diablo) al que ellos catalogan como único culpable de sus actos. Claro que ahora hay más libertad y cada cual puede hacer lo que le venga en gana... ¿Como era aquello de Sodoma y Gomorra?. Pues eso mismo. Ha costado pero, por fin, ha llegado la libertad para todos y no solo para ellos. ¿Hasta cuando?. Porque con lo que se abusa de ella...

Ya todos pueden pecar a sus anchas y nosotros (pecadores también) podemos contarlo con pelos y señales. Hombre, tampoco hace falta tanto. ¡Allá cada cual con su conciencia!. Pero que no enseñen a nuestros hijos y nietos comportamientos que ellos no siguen. Está claro que, quienes predican, no tienen vergüenza ni temor de Dios. Y además lo dicen en cada sermón bien alto y bien claro...
- Dios quiere que seamos felices -dicen para justificar su pecaminoso proceder- Y se quedan más tranquilos que el bochorno del Triángulo de las Bermudas con barco a la deriva. Vale. Pues hala ¡a darle gusto al cuerpo!. ¡Que cada cual haga lo que le venga en gana!. Dios no será un ogro y efectivamente quiere que seamos felices pero, si eres cura, no te acuestes con todo quisqui y si lo haces guarda al menos las apariencias. Los confesionarios son para confesar, las camas para dormir y el barrio de Chueca para ir de fiesta los contra-natura y los que quieren echarse unas risas viendo el ambiente.

Pobrecito Diablo. ¡Cuantas fechorías se hacen en tu nombre!. Es muy sufrido este señor con cuernos, rabo con punta de flecha y tridente en ristre. ¿Acaso antes la gente era más creyente, o tenía miedo a la hoguera que esta gente siempre tenía encendida?. Será lo segundo, porque me consta por estudios científicos, que la inteligencia humana apenas ha variado en los últimos milenios. La evolución es mucho más lenta que todo eso, lo cual indica que la gente llenaba las iglesias y escuchaba las homilías dominicales no por fe, sino por miedo. Me consta que en el "Barranc de Miravet", lugar de fe y peregrinación dominical al Monasterio de los frailes carmelitas, los masoveros no iban por sus creencias, sino para conseguir trabajo y algunas migajas. A la salida felicitaciones al predicador, alguna cesta de fruta a la abadía y algo más si se terciaba. Y culpable de todo ¡el Diablo!. Satanás en persona...

Alguien de mente despejada pronosticó siglos atrás que, más o menos hacia la época en la que nos encontramos, acabaría la fe en aquellos que predican la palabra de Dios. Incluso hubo quien se atrevió a vaticinar que el papa actual iba a ser el último pastor de la Iglesia Católica. 
Naturalmente los profetas/adivinos no existen pero, lógico que así lo preveyeran puesto que se veía venir que la fe tendría que acabar, justamente por incumplimiento de sus predicadores. 
Solo predicando con el ejemplo pueden conseguirse fieles y asíduos seguidores y no es eso precisamente lo que ellos han hecho hasta ahora. 
En un principio es posible que algunos fueran creyentes de corazón, pero esa fe acompaña a la miseria y a la ignorancia y cuando ésta acaba finaliza la fe. 
El ejemplo actual es malo, vergonzoso en muchos casos y eso no solo evita la llegada de nuevos fieles, sino que manda a sus casas a todos los que estaban convencidos de la realidad de un Dios tan deseado por todos. 
Los ejemplos que nos dan es el desprecio más absoluto al Dios que pregonan con la palabra, pero que tan alejado tienen en su corazón y en sus hechos. 
Así, créanme que lo siento, no podemos creer.

RAFAEL FABREGAT 

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